Información General

La alteración en la forma de la nariz es una de las causas estéticas que ocasiona mayores trastornos psicológicos. Su desarrolló es tardío y suele coincidir con el inicio de la adolescencia, momento en que la aceptación de un problema estético es más difícil de asumir. La rinoplastia es una intervención quirúrgica destinada a la corrección de deformaciones nasales mediante la modificación de su forma, lo que conlleva a una mejora del equilibrio y la armonía facial. Es una de las operaciones más frecuentes que realiza el cirujano plástico.

Cada rinoplastia es un caso diferente que debe evaluarse con detenimiento. No se trata únicamente de reducir o aumentar el tamaño de la nariz, sino de adaptarlo a las facciones y características propias de cada persona. En este tipo de cirugía estética el diálogo con el paciente para contrastar sus deseos y perspectivas con las posibilidades de mejora que ofrece la intervención es especialmente importante.

Además de ser un elemento clave en la estética facial, la nariz es un órgano respiratorio cuya función tiene una gran trascendencia. El cirujano deberá tener presentes en todo momento ambos conceptos, el funcional y el estético, y considerarlos como un hecho inseparable.

Información del Procedimiento

Existen dos formas de llevar a cabo esta intervención. La más común es la que denominamos rinoplastia cerrada: la operación se realiza a través de incisiones en el interior de los orificios nasales de tal forma que no queda visible ninguna cicatriz externa. A través del interior de la nariz, el cirujano puede tallar y modelar los huesos y cartílagos nasales y configurar una nueva estructura. De esta forma la piel y las membranas se retraen y adaptan hasta conseguir la forma deseada.

Para aquellos casos con mayor grado de dificultad como la modificación de grandes deformidades de la punta, se realiza la llamada rinoplastia abierta: mediante el corte de las membranas de la punta y el dorso, el cirujano accede directamente a las estructuras de la nariz. Este tipo de intervención deja una pequeña cicatriz en la base de la columela.

La rinoplastia no siempre es una cirugía reductiva. Hay pacientes que necesitan aumentar el tamaño de su nariz para dar más relieve a la punta, para levantar un dorso hundido o para corregir deformidades tanto de origen congénito como traumático. En estos casos, el cirujano suele recurrir a injertos con tejidos del propio paciente para dar forma o sostén a la nariz.

Hospitalización

El paciente suele ingresar y dormir en la clínica la noche anterior a la cirugía. Es dado de alta a la mañana siguiente de la intervención.

Recomendaciones Preoperatorias

Tal como sucede en todas las intervenciones, el examen médico previo es imprescindible para detectar cualquier posible anomalía que pudiera contraindicar la operación. La piel de la nariz y de su entorno debe estar libre de inflamaciones o infecciones y, como es lógico, deberá cuidarse de cualquier proceso gripal o catarral que provoque síntomas de congestión nasal.

Anestesia

La rinoplastia puede realizarse con anestesia general o local con sedación.

Cuidados Post-operatorios

Al término de la operación, el paciente sale de quirófano con un leve taponamiento nasal y con una férula que cubre su nariz. En los primeros días pueden presentarse edemas y hematomas en las zonas cercanas, particularmente en los párpados. El taponamiento nasal se retira al tercer día. La férula de plástico que cubre la nariz se retira al cabo de una semana.

El postoperatorio de una rinoplastia no es doloroso y por lo general no se emplean analgésicos. Si tiene ganas de estornudar, hágalo con la boca abierta, dejando salir el aire libremente. En el momento de retirar la férula, los edemas y hematomas visibles ya habrán desaparecido y la nariz se encontrará en unas condiciones lo suficientemente óptimas como para que el paciente pueda realizar su vida con normalidad. Sin embargo, el aspecto estético definitivo deberá seguir una evolución que llevará un tiempo no inferior a los seis meses. Se trata de una evolución lenta y progresiva que puede incluso pasar desapercibida. Sin embargo, hay que insistir en su gran importancia para el resultado definitivo.

Preguntas frecuentes
¿A qué edad es posible operarse?

Cuando se ha terminado el proceso de osificación de los huesos de la cara, normalmente entre los 15 y los 17 años. No obstante siempre es mejor esperar a la mayoría de edad antes de tomar la decisión de operarse.

¿Es doloroso?

No lo es. En general no se precisan analgésicos.

¿Qué riesgos entraña la operación?

La posibilidad de complicaciones en este tipo de intervención es muy poco frecuente. Puede producirse una infección o sangrado mayor del habitual, una reacción anómala a la anestesia, o pueden aparecer pequeñas venitas en la piel de la nariz que generalmente son transitorias (complicaciones muy raras, pero que pueden aparecer en cualquier intervención quirúrgica).

Aunque no se debe enumerar como complicación, debe saber que aproximadamente un 5% de los pacientes necesitan un pequeño retoque posterior. Esta situación es impredecible en prácticamente todos los casos.

¿Podrá el paciente respirar por la nariz?

Los tres primeros días lleva un pequeño taponamiento que obliga a respirar por la boca. Una vez retirado el taponamiento ya se puede respirar por la nariz aunque al principio con cierta dificultad, ya que podrán formarse pequeñas costras internas y existirá una cierta inflamación posquirúrgica inevitable. Al cabo de unos días y con el tratamiento recomendado, el problema se irá solucionando progresivamente.

¿Cuándo se ve el resultado definitivo?

Al retirar el yeso a los diez días, la nariz tendrá una forma correcta y lo suficientemente buena para hacer una vida totalmente normal. Pero el resultado definitivo en lo que a detalles se refiere precisará de un tiempo mayor, por lo general unos seis meses.

¿Se puede tomar el sol?

El sol es perjudicial para las cicatrices, aunque en este caso sólo habría una pequeña en la base de la nariz si la vía de acceso ha sido la abierta. Por consiguiente no tiene una contraindicación específica salvo por el calor que produce que, en los primeros dos meses y por el edema, no será recomendable.

¿Será posible llevar gafas?

Aunque no sea visible, el edema provocado por la operación persiste largo tiempo. Esto se nota usando gafas porque dejan una marca profunda en el punto de apoyo sobre la nariz. No existe una contraindicación, pero sí una recomendación de no llevarlas de forma continuada durante los dos primeros meses tras ser intervenido. Pueden usarse si se va reposando de vez en cuando dejando el tiempo necesario para que la marca se recupere.